Diego López Donaire | | Berlina , Pruebas y Reportajes
Skoda lleva tiempo trabajando para que el Octavia, su modelo más vendido, deje de asociarse con su pasado como taxista. Hay que decir que, aunque desde muchos puntos de vista lo había conseguido hace tiempo, todavía había alguno que le ponía el San Benito de taxi.
En esta generación de 2020, ya no hay duda de que no le queda ni un rastro que lo asocie con su antigua profesión. Y menos con el rojo intenso y las llantas bitono que lleva nuestra unidad probada. Se trata de una versión con el acabado Style y el motor TDI de 150 CV, asociado al cambio automático DSG de siete velocidades.
Solo tienes que echar un vistazo a las imágenes para ver que se ha convertido en una atractiva berlina. El aspecto discreto y funcional que siempre ha caracterizado a Skoda se ha diluido con la nueva calandra y faros del morro. Incluso se han animado a añadirle una línea ligeramente descendente al techo tipo coupé cuando llega a la luna trasera. Unos detalles muy de agradecer entre los que destaca, más si cabe, la trasera con un afilado borde del maletero a modo de alerón.
Hay que reconocer que en Skoda han sabido, como siempre, aunar funcionalidad y diseño, porque la aerodinámica del Octavia 2020 está muy cuidada. Han conseguido rebajar el coeficiente aerodinámico Cx hasta los 0,24, lo que favorece ligeramente sus consumos en autopista. Una mejora que también han conseguido en el Golf, pero a costa de un morro algo más bajo, que no ha gustado a todo el mundo.
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Hasta ahí la carrocería, pero si profundizamos un poco, nos encontramos con la conocida plataforma MQB. En concreto, la misma sobre la que están construidos los compactos del Grupo Volkswagen: el Golf, el Seat León y el Audi A3. Puede parecer, que con las maneras que tiene el Octavia de berlina media, esta arquitectura se quede algo corta. Sin embargo, nada más lejos de la verdad.
Esta plataforma modular ha sido muy bien aprovechada por Skoda para conseguir el coche más espacioso de su segmento. Tanto el maletero como el habitáculo son más propios de un segmento superior. Además de que, en cuanto a calidad de rodadura, decir que se parece al Audi A3 y sus hermanos es más una virtud que un defecto. Sobre todo, viendo la evolución que han experimentado en sus últimas generaciones.
El nuevo Skoda Octavia es ligeramente más grande que el anterior, con un total de 4,68 metros de largo, 1,82 metros de ancho y 1,47 metros de alto. Así que, como te podrás figurar, las cotas interiores son muy buenas tanto delante como detrás. Con el asiento del conductor ajustado a mi estatura (1,86 m), tenía espacio de sobra detrás para las piernas. Y tampoco me faltó espacio para la cabeza a pesar de esa línea ligeramente descendente del techo.
El maletero, como es tradición en este coche, tiene unas dimensiones enormes: 600 litros en condiciones normales y 1.555 litros con los asientos abatidos. Además, tiene toma de corriente de 12V, varios ganchos y huecos generosos a ambos lados. Estos últimos tienen la posibilidad de extraer las barreras que los delimitan, por si quieres ampliar el espacio del maletero más todavía.
A esto hay que sumar las soluciones Simply Clever que lleva nuestra unidad, como el soporte colgante para abrigos y objetos delicados, una red de fijación de equipaje y topes para delimitar zonas dentro de la superficie de carga, que se pegan al suelo con un velcro.
También lleva unos mandos para abatir los asientos desde la boca de carga y una superficie protectora de goma para el fondo del maletero. Como colofón final, una rueda de repuesto de tamaño completo en lugar del típico kit de reparación de pinchazos que es tan común actualmente.
La unidad que hemos probado lleva el acabado Style, que es uno de los altos, solo con el RS por encima. Los materiales son buenos y muy bien acoplados. Su aspecto es de buena calidad y no da la sensación de que vayan a desajustarse con el paso de los años (como sí ocurre en otras marcas). Nos gusta especialmente el material tipo tela del salpicadero, aunque no podemos decir lo mismo del Piano Black de las molduras, que costará mucho mantener limpio.
Nada más entrar, llaman la atención dos detalles fundamentales de su diseño: el primero, la palanca del cambio DSG de tamaño mini. Tanto es así, que ya no debe llamarse palanca. Más bien pulsador o selector, que es del mismo tipo que llevan el trío de compactos que hemos mencionado antes.
El segundo es que el volante solo lleva dos radios. Aunque siga teniendo un embellecedor en la parte baja, que es donde iría acoplado, no tiene el característico radio central inferior. Algo que sí le diferencia de sus “hermanos” de plataforma, que lo tienen doble y bien ancho.
Por lo demás, es un coche con unos buenos huecos para dejar objetos, como suele caracterizar a Skoda. Además nuestra unidad lleva carga inalámbrica en el hueco de la consola central y dos tomas USB tipo C. También tiene otro soporte para móvil como accesorio del portavasos, aunque en este no caben los móviles más grandes de 6 o más pulgadas.
Un detalle que también nos ha gustado es que los huecos para las puertas sí tienen un recubrimiento. Con esto se consigue que los objetos no hagan ruido con las vibraciones del coche. Algo que se puede ver en el Volkswagen Golf, pero no en el Seat León, aunque vaya en la misma categoría de precios.
Ya pasando al apartado tecnológico, como es normal en los últimos tiempos, las superficies táctiles van ganando terreno a los mandos convencionales. Aunque en el caso del Octavia, no tanto como en otros coches modernos del grupo VAG. Desde nuestro punto de vista, es algo de agradecer, por ejemplo, que los manos de las luces no sean táctiles.
La pantalla táctil es de 8 ó de 10 pulgadas, según el equipamiento seleccionado (la nuestra es la grande) y el equipo de infoentretenimiento es de los mejores por su fluidez y su facilidad de manejo. Además, es compatible con Android Auto y Apple Car Play. El único problema que tiene es que, al albergar muchas funciones que antes estaban fuera, se acaba añadiendo uno o más pasos para cambiar algo que antes era más sencillo.
Por ejemplo, el climatizador desaparece en muchas pantallas y hay que seleccionarlo previamente antes de cambiar la temperatura o el ventilador. Por suerte, sí que tenemos control por voz que es una solución para no perder demasiada atención al volante.
La instrumentación de nuestro Octavia es la digital (pantalla de 10,2 pulgadas) y es muy clara, configurable y personalizable. La única pega que le hemos encontrado es que para reiniciar algunas mediciones del ordenador de abordo, no basta con dejar apretado el botón de Set, hay que navegar por los menús hasta por ejemplo reiniciar la medición del consumo. De nuevo, vuelven a añadir más pasos a una operación que antes era directa. No es un defecto importante porque se puede automatizar la combinación de botones una vez que se ha acostumbrado uno al coche.
Volviendo a las plazas traseras por un momento, allí encontramos salidas para aire con regulación de temperatura, otros dos puertos USB tipo C y en este caso, como extra, un enchufe de tipo doméstico capaz de suministrar energía a aparatos de hasta 150 W. Que es válida para aparatos eléctricos poco potentes, como por ejemplo algunos ordenadores portátiles.
El Skoda Octavia que hemos probado equipa el motor TDI 2.0 de 150 CV. Nos ha gustado más que el gasolina TSI o microhíbrido eTSI de igual potencia. Quizá no es tan refinado en cuanto a sonido y suavidad como aquellos, pero el diésel conserva la patada y el empuje característicos de este tipo de motores. Además, como los TSI han perdido su nervio en altas vueltas (por cuestión de consumo y emisiones), no está tan lejos de ellos en cuanto a elasticidad para apurar las marchas.
Esto se debe a que es capaz de entregar los 150 CV que anuncia entre las 3.000 y las 4.200 rpm y de ofrecer su par de 360 Nm entre las 1.700 y las 2.750 rpm. Más que suficiente como para moverse con soltura en cualquier circunstancia. Acelera de 0 a 100 km/h en 8,7 segundos y su velocidad máxima es de 227 km/h.
Además, se trata de un motor con el que el Grupo Volkswagen deja atrás los viejos escándalos del ‘Diesel gate’, porque lleva doble inyección de Adblue y mejores filtros de partículas. Gracias a eso, y a su reducido consumo, no hay que pensar que se merece menos la etiqueta Verde (C) que un TSI.
Al ponernos al volante del Skoda Octavia 2020 TDI, eso es precisamente lo que ha destacado durante la prueba: los consumos. Antes de entrar en otras consideraciones, te anticipamos que es un coche muy bueno para autopista. Quizá es donde mejor se comporta, porque permite hacer viajes con un buen aislamiento acústico y, en el caso de esta unidad TDI, con un consumo muy bajo.
Nosotros hemos conseguido un registro de 4,6 litros cada 100 km, circulando a 120 km/h, con varios adelantamientos pisando a fondo. A esto ha ayudado claramente la cuidada aerodinámica con un Cx de solo 0,24. En carreteras de circunvalación de 90 km/h hemos conseguido un consumo de 3,9 l/100 km con poco tráfico.
En ambas circunstancias también contribuye notablemente el cambio DSG, que tiene unos desarrollos largos en las últimas marchas. A 120 km/h se movía a solo a 1.760 rpm y, al circular a 90 km/h, el cuentarrevoluciones ha marcado apenas 1.700 rpm e incluso 1.300 rpm cuando el cambio optaba por la séptima marcha llaneando. Como es lógico, en ciudad el registro ha subido hasta los 6,5 litros, también en condiciones de poco tráfico.
El cambio DSG de 7 velocidades tiene un comportamiento suave y rápido, como es de esperar en este tipo de transmisiones. Aunque en modo ECO tiende a llevar el coche tan bajo de vueltas, que el coche se percibe demasiado perezoso.
Preferimos el modo Normal, que ya ahorra bastante y responde mejor cuando hundimos el pedal un poco más. El Modo Sport tampoco nos ha gustado especialmente, porque en realidad se trata de un motor para el medio régimen (como todos los diésel) y el ‘kick down’ al final del recorrido del acelerador ya nos ofrece toda la potencia en cualquier momento.
El Skoda Octavia 2020 es un coche muy bien equilibrado aunque, por el uso para el que está pensado, tiende más a la comodidad que al dinamismo. Además, su carrocería de mayor tamaño y su peso, hacen que sea un coche menos ágil que el León, el Golf o el A3. No se puede tener todo.
Aun así, su comportamiento en curva es bueno y solo acusa pérdida de trayectoria si le buscamos las cosquillas con volantazos y cambios de masa muy bruscos que no forman parte de una conducción normal. La suspensión DCC ajustable en dureza o la suspensión deportiva son recomendables si al propietario le gusta ir algo más alegre.
Las ayudas a la conducción de este coche son muy completas, con mantenimiento en carril, control de crucero adaptativo, asistente de frenada de emergencia, control de ángulo muerto, detección de señales, luces automáticas… Pero a las alturas que estamos, ya no basta con tenerlas, deben tener un comportamiento cómodo y refinado. Ese es el caso tanto de este Octavia, como del Skoda Karoq que también probamos hace un tiempo.
Las ayudas son efectivas y no dan la sensación de ser muy invasivas. Las correcciones en la trayectoria o en la velocidad son suaves y agradables. La única que en ocasiones actúa algo fuera de lugar es el aviso de colisión, que detecta obstáculos que en realidad no van a estar en nuestro camino porque vamos a girar. Un error comprensible y muy común, que además Skoda palía porque el tiempo que tarda en saltar el aviso es completamente configurable en la pantalla central.
Olvídate del viejo taxi que posiblemente habrás cogido en más de una ocasión. El Nuevo Octavia 2020 se parece más a un Passat, que aquellos compactos con mucho maletero y bajo coste. Se trata de un vehículo perfecto para una familia con hijos, que además haga algún que otro viaje por carretera. Más si cabe con este motor TDI que lo mueve de forma desahogada.
Sigue siendo un coche cómodo y espacioso, que además ahora es atractivo y viene con un equipamiento de serie muy completo. Sobre todo en cuanto a seguridad. Además, las soluciones Simply Clever son un detalle que siempre aporta algo de valor a los coches de la marca checa. Actualmente parte de los 17.300 euros con el acabado básico y los descuentos de marca. Aunque para acceder al Style con este motor TDI hay que desembolsar como mínimo 29.110 euros.
Lo único que echaríamos en falta en este modelo es la etiqueta ECO, para que la que hay que decantarse por una mecánica gasolina. Son las únicas que por el momento pueden llevar la microhibridación de 48V en el Octavia. Aunque eso es importante solo para aquellas personas que requieran una etiqueta de este tipo, por las restricciones de tráfico o aparcamiento que pueda haber en su ciudad.
Más información sobre este modelo
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